Eleider es el nuevo rey del boxeo colombiano

Por: Anselmo Quiroz

Eleider iba perdiendo la pelea. Si bien los tres primeros rounds habían sido parejos, tal vez en las tarjetas de los jueces el colombiano iba arriba porque había controlado bien al rival con el jab de izquierda y porque había metido mejor su mano derecha. Pero a partir del cuarto Sergei Kovalev comenzó a dominar la contienda, a golpear con contundencia aún en los brazos de Eleider, y el colombiano empezó a mostrar síntomas defatiga. El quinto y el sexto asaltos fueron iguales. Kovalev avanzaba y todo parecía indicar que ganaría y que su apodo de “El Triturador” seguiría reinando.

Para el séptimo round Eleider salió con bastante pomada en el pómulo derecho, donde presentaba una pequeña cortadura producto de un cabezazo del ruso. Seguramente en su mente llevaba tatuada la idea de que, si no ganaba por nocaut, no podría conseguir su sueño.

Por eso, más sereno que nunca, comenzó a cazar a su presa. De pronto, el momento llegó. Eleider lanzó un jab de izquierda y Kovalev se tragó el amague. La mano derecha de Eleider cayó como una ráfaga en la mandíbula de “El Triturador”, quien cayó de espaldas al piso totalmente desconcertado y mareado.

Y mientras el ruso, con mirada borrosa veía como su título y su imperio se derrumbaban, Eleider, con los ojos más abiertos que nunca, veía cercanos todos esos sueños que un día se planteó y con los que quería reivindicar a su madre, Ayda Elisa, quien fue la que finalmente lo alejó del canto vallenato y lo acercó a los guantes de boxeo.

Kovalev se levantó dos veces, pero ya el nacido en Apartadó (corregimiento de Puerto Girón) era dueño del título de la OMB y la AMB de los semipesados. El derechazo de Eleider fue el mismo con el que noqueó al cubano Yaciel Napole, campeón mundial de los mediopesados, en la final de los Juegos Panamericanos de Río-2007 y que le dio renombre en toda Colombia.

Corrió por todo el cuadrilátero gritando a todo pulmón su victoria y dándole gracias a Dios por haberle dado la paciencia para esperar durante mucho tiempo una oportunidad de pelear por la corona. Todos los campeones le tenían miedo.

Y lo más importante es que era la primera vez que Colombia saboreaba un título semipesado. En esas categorías han sido pocos los peleadores que hemos tenido. Solo Bernardo Mercado, un gigante boxeador nacido en Montería, se había destacado en los pesados, ganándole al gran Earnie Scheaver, pero cayendo luego ante Leon Spinks.

Hoy Eleider, integrante de esa camada de boxeadores que salieron de la zona del Urabá antioqueño (donde hace poco le brindaron un merecido recibimiento entre Apartadó y Turbo, los pueblos donde pulió su talento), es el gran representante de nuestro boxeo. De ser un tímido cantante de vallenatos, profesión que dejó a un lado cuando en una presentación en público se le olvidó la letra de una canción, pasó a ser la figura número uno del pugilismo colombiano.

Eleider completó 24 victorias sin derrotas desde el 28 de agosto del 2008 cuando venció en su primera pelea al norteamericano Jesse Sanders en Canadá. El boxeador colombiano se había radicado en Toronto, Canadá, desde aquel año y ahí permanece todavía. Sin embargo, antes de la pelea con Kovalev vino a su tierra, más concretamente a Bogotá, a desarrollar la última fase de su preparación. Y la verdad es que fueron muchos resultados los que le dieron esa idea.

 

Foto tomada de internet.

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