Con Mario Múnera, la solidaridad siempre rueda

https://www.acordantioquia.com/wp-content/uploads/2017/09/Roosevelt-Castro.jpgAl hombre del fútbol, Fenalco Antioquia lo premió como  “El Comerciante Destacado”, en “La Noche de los Mejores”. La  gala  se realizó ayer en el Teatro Metropolitano de Medellín. Su historia de vida.

Incrustado en el capitalismo salvaje, el fútbol de hoy a veces le hace gambetas a la pobreza con las muestras de generosidad y solidaridad como las que realiza el empresario de llantas paisa Mario Múnera Jaramillo, con “el día del fútbol antioqueño”.

Alguna vez le escuchábamos decir al técnico antioqueño Alexis Garcia que en el futbol existen muchos valores.  A lo que se refería  el estratega paisa es que no eran a los  técnicos del deportista,  sino a la inmensa gama de otros como la solidaridad, la generosidad, el respeto, la convivencia los que están inmersos en el deporte de las multitudes.

En el empresario antioqueño Mario Múnera Jaramillo se encarna los valores que posee el fútbol.  Nacido en el barrio Gerona al oriente de  Medellín, un 22 de junio de 1947,  del hogar conformado por Fanny y Alonso, supo de las limitaciones que desde pequeño le dio la vida: no tuvo juguetes, ni balones de fútbol para jugar.

Al mayor de 5 hermanos de la familia Múnera Jaramillo le tocó vender limones, cebollas y naranjas por las calles de su barrio natal.

Esa niñez de Mario Múnera Jaramillo está marcada por su abuela materna Rosa Jaramillo, un mujer recia con la que se crió, ante las dificultades de su madre Fanny, quien mantenía a su otros cuatro hermanos, con su trabajo en una cantina en el sector del barrio San Diego.

Era un niño sin juguetes. Que no jugó sino que trabajó. Con doña Rosa, cuidaba el ganado. Recuerda que tenía que ir, cada atardecer, a buscar las vacas que se habían diseminado por las mangas cercanas al Hotel Intercontinental, para llevarlas de regreso a casa.

A su abuela no le guarda rencor, por los zurriagazos y los fuertes castigos. De hecho con ella empezó esa labor filantrópica con los vecinos de escasos recursos de su sector.

Es que su abuela materna prestaba el calambombo, un hueso grande de res, para que  sus vecinos le dieran la sustancia al incipiente sancocho. Además, organizaba jornadas de solidaridad en las navidades para regarle algo a los más necesitados.

Al mejor estilo del tango  “el bazar de los juguetes”, Mario Múnera quería ser un rey mago para regalarle  a otros lo que él carecía.

A los 17 años su vida empieza a ir sobre ruedas: consigue su primer trabajo en Sollantas, como auxiliar contable y  se casa con Aracelly Arango.

De la unión con Aracelly nacen 4 hijos que fueron su alegría y su tristeza. Sí, luego de quedar embarazada su mujer de Oscar, su hijo menor, Mario se quedó sin empleo. Una vida bohemia de juventud le hizo cometer  esos errores, que ahora los ve como aprendizaje. Un pinchazo en el rodar de este gran empresario de llantas.

No hubo otra alternativa que pedirle ayuda a su madre Fanny para que le diera posada en una pequeña casa de habitación en Belén, mientras encontraba empleo.  8 meses rodando de aquí para allá en busca del sustento para su familia.

Luego de intentar una  pequeña sociedad en el negocio de las llantas, Múnera Jaramillo es llamado por Reencauchadora Dural como vendedor. Más adelante, Juan Be Isaza le propone otra sociedad con un capital de 120,000, él acepta e incursiona en lo que más sabe: las llantas.

Esa mano tendida que le brinda Juan Be Isaza esta grabada en otro de lo valores que posee: la gratitud.

Su independencia no se hizo esperar. Esa buena herencia de generosidad, de solidaridad y de gratitud lo llevaron a montar su propia empresa llantera: Marllantas.

Los principios o fundamentos de las personas no se negocian y, en el caso de Mario Múnera, los sigue manejando con más amplitud. Un día cualquiera con su gran amigo y hombre de la radio, Jorge Eliecer Campuzano, ven como un grupo de jugadores ex profesionales del fútbol se recreaban y eran el deleite de propios y extraños. No dudó un instante en crear lo que más tarde se convertiría en “el día del fútbol antioqueño”.

Allí comienza otra nueva etapa: la generosidad. Entidades sin ánimo de lucro ven rodar los principios que desde pequeño posee este empresario antioqueño.

Es que con Mario Múnera Jaramillo la solidaridad siempre rueda…

 

Por: Roosevelt Castro B.

Periodista deportivo.

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