“El baloncesto es mi polo a tierra”, Nicolás Rodríguez

Por Mateo Arroyave – @Mateo__77

Agencia Informativa Acord Antioquia

Para muchos es solo un deporte, para Nicolás Rodríguez, la pelota naranja es un universo en donde ha encontrado las bases fundamentales para el desarrollo de sus valores humanos y deportivos.  

“Considero al baloncesto como algo muy importante porque siempre es mi polo a tierra. Si estoy juicioso con el básquet, si estoy jugando bien, si estoy dedicado, si estoy respondiendo de la manera en la que yo sé que puedo hacerlo, mi vida va bien. El baloncesto ha tomado un papel sumamente protagónico en mi vida a lo largo de los años”. 

Su proceso formativo comenzó en 2007 cuando apenas tenía cinco años: “Un día fui a jugar con mis abuelos al Coliseo del Café en Armenia y me encantó”, comenta. Esto lo motivó a ingresar desde temprana edad al club Maes de Armenia y de paso, comenzar a cultivar una serie de hitos inolvidables en su carrera deportiva:

U14, U15 y U16 con la Selección de Quindío, U17 y U18 con la Selección Antioquia, U21 en la Liga de Desarrollo, campeón Nacional con la Universidad EAFIT y experiencia en procesos deportivos en Estados Unidos, son de las tantas hazañas que le han permitido a Nicolás vivir experiencias inolvidables, al lado de su fiel compañero y cooperador en el desarrollo de su cultura, el baloncesto. 

Aunque en la actualidad ya no tiene como objetivo convertirse en jugador profesional, Nicolás sigue defendiendo con pasión los colores de la Universidad EAFIT y reconoce que, gracias al baloncesto, ha logrado forjar varios de los aspectos de su vida y de su personalidad: 

“La disciplina que el básquetbol ha creado en mí es increíble. Recuerdo que cuando tenía 16 años mi horario escolar comenzaba a las 7:00 a.m. y terminaba a las 4:00 p.m., en ese entonces ya tenía programado mi viaje a Estados Unidos para buscar una oportunidad en del deporte, así que me levantaba a las 4:30 de la mañana para ir al gimnasio y en la tarde terminaba de estudiar salía a entrenar con el equipo del colegio, y luego me iba para la Liga a entrenar otras dos horas con la Selección del Quindío. Además, debía encontrar el tiempo para responder con mis responsabilidades académicas”, afirma Nicolás. 

“El baloncesto ha creado una cultura del trabajo, una cultura del no rendirse, ha creado un sin número de mentalidades que se ven reflejadas en mi vida profesional, académica, familiar y en mis relaciones interpersonales. Es algo que ha impactado directamente en la manera en la que yo veo el mundo”, complementa. 

Finalmente, su madre, Diana Marín, es el testigo perfecto de todo lo expuesto por el protagonista de este artículo, y es que, al ser una acompañante fiel de su proceso formativo, se ha convertido en una voz autorizada a la hora de referirse al desarrollo de la personalidad de Nicolás a través del deporte de los tapones. 

“El baloncesto para Nicolás ha sido muy importante. Desde que comenzó a practicarlo, le ayudó a crear hábitos de vida saludable, al desarrollo de su físico y a adquirir disciplina, compromiso, responsabilidad y compañerismo. Este deporte lo ha impactado positivamente porque lo adoptó como un estilo de vida, y le permitió tener mucha seguridad a la hora de tomar decisiones”, declara esta madre sobre la influencia de la pelota naranja en la vida de su hijo.

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