“No por ser madre, tienes que abandonar tus sueños”: Juliana Gaviria

En la familia Gaviria Rendón, pareciera que primero se aprendiera a andar en bicicleta que, a caminar, pues pocos hogares pueden darse el lujo de sentar en una cena de noche buena a una bicampeona de las Copa Mundo de pista y a un ganador de múltiples etapas del Giro de Italia y El tour de Francia.

No obstante, a pesar de que en la casa de los papás de Fernando y Juliana Gaviria brillan los títulos, quien se mueve por los pasillos, salta en los muebles y se pavonea como el rey, es Maximiliano Puerta Gaviria, hijo de la ciclista antioqueña.

“Maxi es el bebé, es quien tiene el sartén por el mango, como a veces decimos nosotros (risas). No siempre se le deja hacer lo que él quiera, pero siempre procuramos que él sea muy feliz”, comentó la pedalista oriunda de La Ceja.

Cuando Juliana se enteró de que iba a ser mamá, la noticia llegó en el momento menos pensado. Llevaba un ritmo de vida de atleta de alto rendimiento, incluso alcanzó a correr un campeonato mundial, mientras su primogénito ya se formaba en su vientre.

“Al principio fue muy duro porque yo aún no pensaba en eso, pero después lo fui asimilando, las cosas fueron cambiando y viví una de las etapas más bonitas que uno puede tener”, recordó la velocista.

En ese proceso de cambio de vida, fue fundamental el apoyo de sus seres queridos y familiares, quienes a pesar de la sorpresa, no escatimaron esfuerzos para que ella se sintiera acompañada en todo momento. Incluso el mismo Fernando Gaviria, se montó rápidamente en la película de ser tío.

“Fernando estuvo súper pendiente y súper contento. Fue algo muy bonito, en verdad tenía un poco de temor de contarle a él, pero lo tomó de una linda forma y me apoyó demasiado. Creo que es la persona con la que más he contado”, comentó Juliana.

Durante el embarazo, la futura mamá tomó la decisión de guardar sus uniformes, colgar la bicicleta y seguir disfrutando del ciclismo, pero a través de la pantalla o desde las gradas del velódromo Martín Emilio Cochise Rodríguez.

Sin embargo, el 6 de noviembre del 2017, justo el día en el que Maximiliano Puerta Gaviria lloró por primera vez y su llanto fue aplacado en el pecho de la antioqueña, Juliana desechó la decisión de dejar las pistas y empieza a vivir el rol de madre y ciclista.

“Al principio fue complicado. Volver a coger la fuerza, la resistencia, ha sido muy complicado, pero gracias al trabajo y a la planificación con mi entrenador John González, lo he ido logrando. Yo creo que con el amor que uno tiene por su hijo y por su familia, puede cumplir sus sueños y ser un gran deportista. No por ser madre tienes que abandonar tus sueños, al contrario, te sirve como motivación”, concluyó.

Hoy, Juliana Gaviria sigue pedaleando por las distintas pistas del mundo, a veces sola, en otras ocasiones haciendo equipo con Martha Bayona y en aquellas jornadas más especiales y en las que no hay medallas de por medio, con Maximiliano en la parte delantera de su bicicleta.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Juli Gaviria (@juli181) el

Anterior publicación

Todo listo para el Triatlón Guatapé 2020

Siguiente publicación

La Alcaldía de Medellín retoma labores en el Cerro de las Tres Cruces

Sin comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *